Los Lentes multifocales, una solución para la presbicia

El cristalino de nuestro ojo con el paso del tiempo va perdiendo su capacidad de enfoque tanto de lejos como de cerca, es por esta razón que los lentes multifocales se convierten en la mejor solución para problemas relacionados con la presbicia entre otros defectos visuales. Este defecto visual usualmente está asociado a la edad, y se presenta en la mayoría de la población a partir de los 40 años de edad, aunque llega a su máximo desarrollo en torno a los 60 años, aproximadamente.

La presbicia, impide que el paciente vea correctamente de cerca, por lo que necesita utilizar gafas o lentes de contacto para ver bien en las distancias cortas. Gracias al uso de lentes multifocales, se consigue que el paciente recupere la visión de cerca y de lejos, incluso si tiene otros defectos visuales refractivos asociados a la presbicia, como la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo.

Cómo ayudan los lentes multifocales

Los lentes multifocales permiten al paciente ver a diferentes distancias en un mismo lente gracias a unos círculos concéntricos o escalones tallados en su superficie. De esta forma, el propio lente cuenta con varias graduaciones al mismo tiempo el cual permite que los pacientes que las usan puedan ver bien tanto de cerca como de lejos, como a una distancia media. Estos lentes brindan una gran satisfacción, ya que evita que los usuarios tengan que estar cambiado de gafas cada vez que requieran hacer un movimiento o acción. 

Sin embargo, a veces, es necesario un poco de entrenamiento para que los pacientes se acostumbren a usarlos. De hecho, el periodo de adaptación puede durar hasta tres semanas, ya que es el cerebro es el que tiene que hacer el ajuste. 

Sin duda, la mejor y más rápida manera para que tus ojos se adapten a su visión mejorada, es usar los lentes multifocales de forma constante. Si tienes problemas como mareos, la recomendación es que comiences a usar tus gafas mientras estás sentado. Luego, con el paso de algunos días, puedes comenzar a incorporar los movimientos cotidianos, como subir escaleras, practicar deportes y, finalmente, conducir un automóvil. ¡Te vas a acostumbrar muy fácilmente!

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