¿Es normal sentir mareo con gafas nuevas?

Estrenar gafas puede ser una nueva experiencia: mejoras tu visión y ves el mundo con mayor nitidez. Pero también puede traer sensaciones que no esperas, como mareos, dolores de cabeza o visión borrosa. ¿Te ha pasado? No te preocupes, es una reacción más común de lo que crees. En este blog te explicamos por qué sucede, cuánto tiempo dura y qué puedes hacer para facilitar tu adaptación.

Muchas personas, al recibir sus gafas nuevas, se preocupan al sentir mareo o incomodidad, pensando que las gafas están mal hechas o que su vista ha empeorado. En realidad, estos síntomas son parte del proceso natural de adaptación que tu visión y tu cerebro.

¿Por qué puede ser normal sentir mareo con gafas nuevas?

Cuando se cambia la graduación de tus gafas, tu cerebro necesita un tiempo para adaptarse a la nueva forma en que percibes el entorno. Esto es especialmente común si:

Cambiaste significativamente la graduación.
Es tu primera vez usando gafas.
Incorporaste gafas progresivas o bifocales.
Cambiaste la curvatura o tamaño de la montura.

Estas modificaciones pueden hacer que la percepción de profundidad, tamaño o distancia se altere ligeramente, provocando sensaciones de mareo o desequilibrio. Además, cuando se cambia el tipo de lente, por ejemplo, pasando de monofocales a progresivas el cerebro debe reaprender cómo interpretar los distintos campos visuales dentro de un mismo lente, lo que puede causar molestias temporales.

Incluso factores como el peso de la montura, el ajuste en la nariz o el ángulo de inclinación de las gafas pueden influir en la comodidad visual. Por eso es importante no solo contar con una graduación correcta, sino también con un ajuste adecuado al rostro y a tus necesidades.

¿Cuánto tiempo duran los síntomas?

Por lo general, el periodo de adaptación varía entre 2 y 7 días. Durante este tiempo, es posible que experimentes:

Leve mareo o sensación de inestabilidad.
Dolor de cabeza al final del día.
Visión ligeramente borrosa, sobre todo al mover los ojos de un punto a otro.

Estos síntomas suelen disminuir progresivamente a medida que tu cerebro se ajusta. En la mayoría de los casos, después de una semana ya te habrás acostumbrado por completo. Sin embargo, cada persona es diferente. Algunos pueden adaptarse en un par de días, mientras que otros necesitan un poco más de tiempo.

Si después de una semana los síntomas persisten o se intensifican, lo más recomendable es acudir a tu óptica para verificar que la graduación y el centro de las gafas sean los correctos.

Consejos para adaptarte más fácilmente

Aquí tienes algunas recomendaciones para facilitar el proceso de adaptación a tus nuevas gafas:

Úsalas todo el día desde el principio. Alternar entre tus gafas antiguas y las nuevas solo retrasará la adaptación.
Evita movimientos bruscos. Mover la cabeza lentamente ayudará a tu cerebro a ajustarse más rápidamente a la nueva percepción visual.
Haz actividades cotidianas con tus gafas. Leer, caminar o usar el ordenador te ayudará a entrenar tu visión.
Descansa la vista si sientes fatiga. Una pausa breve puede ayudar a reducir la incomodidad sin abandonar el uso de las gafas.

Además, asegúrate de mantener tus gafas limpias y correctamente posicionadas en el rostro. El mal ajuste también puede generar incomodidad y dificultar la adaptación.

¿Cuándo debes consultar con tu óptica?

Aunque la adaptación es normal, existen señales de advertencia que indican que algo no está bien con tus lentes:

Mareo o visión borrosa después de más de una semana.
Dolor de cabeza intenso o persistente.
Sensación de vértigo o dificultad para caminar.

En estos casos, es importante acudir a tu óptica para revisar si la graduación está bien, si las gafas están correctamente alineadas o si el tipo de lente es el más adecuado para tus necesidades.
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